Mindfulness o presencia plena

La práctica de mindfulness conlleva un movimiento dentro de la propia conciencia, por medio del cual la atención se re-dirige a la experiencia que surge en el momento presente, sin juzgar y sin reaccionar. Se trata de algo que casi todas las personas pueden aprender. No obstante, su cultivo requiere entrenamiento y práctica, en la medida en que el practicante debe ser introducido a la Presencia Plena para que pueda reconocer su naturaleza y aprenda a establecerse ene ella.

La práctica de la Presencia Plena o mindfulness comienza con la atención consciente a la respiración sin manipularla, continúa con la atención a las sensaciones corporales, los pensamientos, las emociones y las relaciones interpersonales. En cada uno de estos campos, la práctica se lleva a cabo por medio de ejercicios estructurados que serán enseñados y grabados en audio en la sesión, de modo que puedan ser colgados en el aula virtual y, de este modo, hacerlos accesibles a los participantes para que practiquen en casa.

Aunque en la actualidad mindfulness se ha integrado en la práctica clínica y psicoterapéutica, sus orígenes se remontan a las principales religiones universales, tales como el budismo, el cristianismo y el islam. Aunque en estas últimas es posible encontrar paralelismos de la práctica de mindfulness bajo otros nombres, ha sido la tradición budista la que de un modo más puro ha sabido sostener la práctica. Conviene que los estudiantes conozcan los orígenes y las funciones que han tenido estas prácticas en otros contextos.

Las modernas investigaciones neurocientíficas han puesto de manifiesto que la práctica de mindfulness ejerce un efecto beneficioso sobre los circuitos neuronales que controlan las funciones ejecutivas, la percepción del propio cuerpo así como la regulación emocional. Profundizar en el conocimiento de estos hallazgos se considera importante para que la práctica tenga un fundamento adecuado.

Los acelerados cambios que están teniendo lugar gracias a las trasformaciones tecnológicas en nuestras sociedades están produciendo un incremento del estrés y la ansiedad así como una importante confusión respecto a los esquemas emocionales que son aplicables en los diferentes tipos de relaciones. Todo ello da lugar a una necesidad cada vez mayor de poder regular las emociones, especialmente reduciendo la intensidad de las emociones negativas y aprendiendo a establecerse en las emociones positivas.

En las complejas sociedades actuales es importante saber moverse entre el ámbito laboral, familiar, comunitario, vecinal, etc. Cada uno de éstos constituye un contexto en el que se representan distintos roles. Es importante aprender a entrar y salir de estos diferentes roles, sin perder la referencia de qué es lo más importante para la persona. La práctica de mindfulness contribuye a hacer la convivencia más flexible y fluida.