Las emociones se "juegan" en la infancia: escuchar, acoger, transformar

Trabajar aspectos esenciales de la emocionalidad infantil es uno de los recursos más eficaces para favorecer el bienestar psíquico de los seres humanos. Para ello se trabajará la escucha, la acogida y la transformación, a partir de la educación emointelectual. Se trabajará de forma práctica el uso de los "recursos no saturados". La sesión tendrá un carácter práctico, basado en actividades, experiencias profesionales y trabajos con materiales audiovisuales

Los primeros momentos de la vida resultan esenciales para la construcción de la experiencia personal y social. Durante ese período se construyen los vínculos de apego y desapego, primero, entre los bebés y sus cuidadores, y luego, entre el alumnado y sus maestros. Si estas relaciones se caracterizan por el acogimiento y por la imposición de límites, se podrá favorecer la autonomía personal y la tolerancia a la soledad. Durante la sesión se aportará una visión sencilla de estas cuestiones y se trabajará, de forma práctica, con algunas de las emociones que se entrecruzan en los primeros vínculos afectivos, tales como el miedo y la valentía.

A partir de la diferenciación básica entre agresividad y violencia en la construcción de la afectividad humana, se propondrán algunas estrategias para trabajar la rabia en la primera infancia. La canalización de la rabia es uno de los principales factores que favorecen la curiosidad y la vitalidad de los seres humanos. Para ello es importante comprender el concepto de "ambivalencia emocional". Se pondrán ejemplos de "recursos no saturados" para transformar la agresividad en aprendizaje, en cuyo proceso están implicados los sentimientos de culpa y tristeza, y el bienestar psicológico en la infancia.

Tolerar la frustración es un requisito básico para acceder al pensamiento y al aprendizaje. Evitar a toda costa la aparición de los obstáculos durante la infancia, no hace más que alejar la conquista de la madurez humana (concepto de "infancia blandita"). Ayudar a los niños y niñas a enfrentar sus problemas y a tolerar la frustración les permitirá crecer emocionalmente. Esta conquista debe acompañarse del aprendizaje del éxito y del refuerzo de la sensación de convicción y de firmeza personal. Asumir la responsabilidad de lo que significa saber, saber hacer, sentir y tener valores, no es lo mismo que ser soberbio o de ejercer un poderío contra el "otro". Y eso hay que aprenderlo desde edades tempranas. En la escuela se ha trabajado más la tolerancia a la frustración, que la tolerancia del éxito, y ambos son importantes. La sesión incluye "recursos no saturados" para aprender a saber ganar y perder.

En la primera infancia se juegan algunas de las principales pérdidas de la vida de los seres humanos (destete, asistencia a la escuela, nacimiento de hermanos...). Dichas pérdidas adquieren una especial relevancia en las situaciones de crisis familiares (separación de los padres, muertes de familiares, violencia machista...). La resistencia a aceptar las pérdidas naturales de la vida, la fragilidad en la capacidad de contención por parte de las familias, el mantenimiento de "secretos familiares" sobre los asuntos vitales y el crecimiento en un ambiente poco respetuoso con el "otro", pueden contribuir al derrumbe psíquico. La "presencia viva" de los educadores es un antídoto frente al malestar emocional. En esta sesión se introducirá el uso de "recursos no saturados"

La educación emointelectual del alumnado debe acompañarse del trabajo emocional con el profesorado y las familias. Se trabaja de forma práctica las ideas de los "Espacios Docentes" y de los "Espacios de Familia"